El tratamiento dependerá del tipo de fractura y de dónde se sitúe. Si la fractura es abierta (la piel se ha roto y se ve la lesión), la cirugía será siempre la primera opción. Sin embargo, si la fractura es limpia y no se ha desplazado, el tratamiento más habitual será la colocación de una escayola durante unas semanas.
En ambos casos es importante respetar los tiempos de inmovilización para darle tiempo al hueso a cicatrizar.
Durante las semanas de inmovilización la fisioterapia se encargará de:
- Colocar la extremidad afectada en posiciones donde se inflame menos.
- Enseñar ejercicios de movilización para que las articulaciones que se encuentran libres. Esto evitará la inflamación que provoca la inmovilización y facilitará la rehabilitación posterior.
- Masajear las zonas adyacentes, para ayudar a bajar la inflamación, aliviar el dolor y evitar la pérdida de movilidad.
Una vez que el médico de el visto bueno, podremos pasar a la siguiente fase del tratamiento de fisioterapia. En esta nueva fase, la fisioterapia se encargará de:
- Recuperar la movilidad que haya podido perder debido a la inmovilización.
- Reducir la inflamación.
- Disminuir o eliminar el dolor.
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