La fisioterapia de suelo pélvico, también conocida como fisioterapia pelviperineologíca, es la que se encarga de tratar y prevenir todas las disfunciones relacionadas con el suelo pélvico.
Las que más habitualmente vemos en consulta son:
Incontinencia: se define como la pérdida involuntaria de orina (incontinencia urinaria) o de heces y/o gases (incontinencia fecal). En ambos casos, es más habitual encontrarla en mujeres y normalmente están relacionadas con las intervenciones quirúrgicas, con el parto o con la menopausia.
Disfunciones sexuales: son los problemas que pueden surgir durante la relación sexual que impiden que ésta se lleve a cabo. La más importante en la mujer es el vaginismo (contracción involuntaria de los músculos rodean la vagina).
Prolapsos: se denomina así al descenso de uno o más órganos desde la cavidad pélvica al exterior. Afecta tanto a mujeres como a hombres (¡recordad que los hombres también tienen suelo pélvico!). Los órganos que pueden salir al exterior con la vejiga, el útero y/o el recto.
Dolor pélvico crónico: se trata de un síndrome cuya principal característica es que la aparición de dolor en la región pélvica. Este dolor tiene que prolongarse al menos durante 6 meses, ya sea de forma continua o intermitente. Generalmente no aparece por un único factor, si no que es la suma de disfunciones (ginecológicas, gastrointestinales, musculoesquéticas o psicosociales).
Endometriosis: esta patología aparece cuando crece endometrio (la capa de tejido que recubre el útero) fuera del útero. Los síntomas más habituales son dismenorrea (períodos dolorosos) y sangrado excesivo y dolor al orinar, defecar o tener relaciones sexuales. La fisioterapia no puede eliminar este exceso de tejido, pero es muy efectiva aliviando la sintomatología.
Diástasis abdominal: se denomina así a la separación excesiva del recto del abdomen (la famosa tableta de chocolate). Es totalmente normal durante el embarazo, ya que para que el bebé crezca toda la zona abdominal tiene que estirarse. Sin embargo, el problema llega cuando esta separación sigue existiendo después de dar a luz. Esto puede ocasionar dolores de espalda, problemas digestivos y problemas estéticos. Por supuesto, también causa problemas en el suelo pélvico, ya que la musculatura abdominal y el suelo pélvico están íntimamente relacionados.
Además, es recomendable realizarte una revisión de suelo pélvico si has sufrido una cirugía uroginecológica y/o abdominal o si tienes habitualmente dolores de espalda o incluso de caderas que no responden al tratamiento habitual.