Los síntomas más frecuentes son:
- Dolor durante las relaciones sexuales, que puede llegar a dificultar o incluso impedir la penetración.
- Ardor, picor y tensión muscular durante las relaciones sexuales.
- Dificultad y dolor durante la exploración ginecológica, al colocar un tampón o incluso al introducir un dedo en la vagina. En los casos más graves puede que ninguna de estas tres acciones sea posible.
El tratamiento mediante fisioterapia consistirá en normalizar las tensiones musculares, no sólo de la musculatura de la vagina si no también del resto de la musculatura del suelo pélvico y del abdomen. Además, habrá que educar a la paciente en el manejo del dolor.
Sin embargo, y como ya hemos comentado, puede que el vaginismo esté causada por un trauma psicoemocional. Por eso en nuestro centro colaboramos con una sexóloga, para abordar de forma integral la patología.
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